Parece que ya no nos salva nadie y que el PP de Dénia ha decidido subirnos el IBI al máximo posible –un 28% respecto del año pasado- sin ni siquiera pestañear.
Y encima tenemos que soportar la verborrea cheletiana, esa excusa de mal pagador, sobre que él no quería pero que no hay otro remedio que subir los impuestos que pagamos todos nosotros.
Se me ocurren una pila de contestaciones al discurso de Chelet. La primera es que cuando uno tiene que tomar una decisión en contra de lo que él piensa, lo mejor y más ético es dimitir y así no violenta sus convicciones más profundas. La segunda es que cuando en una familia no entra suficiente dinero, lo lógico no es empeñarse más o pedir dinero prestado para irse de juerga, sino gastar menos. Pero menos de verdad. Y la próxima semana le diremos un buen montón de ahorros posibles en el gobierno municipal. Y la tercera es que para los concejales sin personalidad es más fácil joder al ciudadano anónimo que violentar los intereses de las mafias municipales. Para eso hay que tener la firme convicción que se está en política para servir a los demás y no para servirse uno mismo.