Escribía hace unos días el concejal Rosselló, con toda la razón, que «había dos clases de políticos: los que tenían un proyecto de ciudad, un programa para realizarlo y un equipo capaz, y los que no».
Y, aunque parecía dar a entender que ése era el caso de su grupo frente a los populares -ellos eran los buenos frente a los otros que eran los malos-, la verdad sea dicha es que ni tan siquiera él acababa de creérselo. Y es que desde que hay corporaciones democráticas -año 1979- no conozco ni un solo equipo de gobierno que haya presentado un proyecto de ciudad con un programa para desarrollarlo. Ni uno solo. A lo más que llegan algunos es a hacer cosas a salto de mata conforme vienen los acontecimientos. Y la mayoría ni eso.
Sería importante que en las próximas elecciones municipales diéramos un paso adelante y juzgáramos y votáramos en relación al proyecto de ciudad y de Ayuntamiento que nos presenten los partidos políticos. Si seguimos como hasta ahora…