La identificación, por parte de la Policía Nacional, de una decena de ciudadanos, que participaban con sus perros en el acto de bendición de animales en la fiesta de Sant Antoni -a instancias del Ayuntamiento de Dénia- por llevar un pañuelito en demanda de una playa, es un esperpento surrealista propio de mentes insanas.
Los responsables políticos de esta actuación desmesurada y dictatorial no pueden seguir ejerciendo un cargo que les viene ancho por todos los lados del cuerpo, incluida la cabeza. Si son capaces de hacer esto por un pañuelito, qué no harán en otros casos que seguro se avecinarán sin tardar demasiado dada la estafa a la que nos someten en todos los órdenes de la vida.
Y, si no fuera mucho pedir, la oposición en nuestro Ayuntamiento debería actuar políticamente y judicialmente en defensa de los ciudadanos afectados. Dejar pasar estas locuras los convierte en cómplices necesarios de actos lamentables.