Cuando el otro día en el Congreso de los diputados, la vicepresidenta del gobierno del PP de Rajoy calificó su vida de puta me quedé a cuadros, porque una señora que en los 8 años, entre el 2000 y el 2011, en los que ha sido diputada, ha cobrado cerca de 1.200.000 euros, de los cuales la mitad en sobresueldos del partido no parece que lleve una vida muy arrastrada. Y más cuando a su señor esposo, desde que ella es vicepresidenta, lo ha contratado Telefónica como asesor jurídico de la división internacional.
Soraya, además, vive en el centro de Madrid, en Fuente del Berro, en un chalé de 231 metros cuadrados construidos sobre una parcela de 141. Zona ajardinada y piscina individual. Un aparcamiento de 52 metros cuadrados y un almacén trastero de 38.
Al final, creo firmemente que su puta vida no es puta por lo mal que lo está pasando, más bien es puta, su vida, por lo putas que nos lo hace pasar a los demás con sus decisiones y la de su gobierno. Y a eso debía referirse.