Dice el president de la Generalitat Valenciana, Alberto Fabra, que hay un topo suelto en Presidencia que filtra documentos a la prensa. Gracias al topillo nos hemos enterado que don Fabra quería contratar un entrenador personal o «coacher» para mejorar su presencia pública por 20.000 euros de nada con cargo a nuestros impuestos; que su secretaria autonómica Esther Pastor paga noches de hotel de lujo por esos mundos de Dios también con cargo a nuestros impuestos e incluso que ella misma pasa al cobro de la Generalitat la compra del puchero semanal y otras menudencias de la compra alimentaria.
Y resulta que nuestro presidente -nunca había caído tan bajo el honor del máximo representante de los valencianos- comienza una investigación no para solucionar los abusos sino para matar al mensajero y pillar al funcionario que trabaja por la transparencia de las cuentas públicas. 
Por cierto Esther, como dice Alo Montesinos, como compras con mi dinero, súbeme para el finde unas aceitunas, unas papas, dos latitas de berberechos y seis botes de cerveza para mojar.
