Que en esta España haya dinero público suficiente para rescatar a la banca pero no lo haya como para salvar a las familias que no pueden pagar su hipoteca, ni para la sanidad, ni para las medicinas, ni para la educación, ni para la investigación y la cultura es, sencillamente, intolerable. Sólo en 2010 fueron 87.145 millones para la banca entre ayudas y avales: 1846 euros por persona, según un reciente informe de la Comisión Nacional de la Competencia. Las cifras continúan subiendo.
Un estado -sus ciudadanos- que permite con una ley de 1909 que 500.000 familias hayan sido desahuciadas de sus casas por no poder pagar las hipotecas a los bancos es un estado injusto e insolidario. Pero un estado -sus gobernantes- que permite legalmente que esas mismas casas sean entregadas después al banco malo por la mitad de su precio es un estado gobernado por chusqueros cobardes al servicio de miserables sin entrañas que nos roban a todos. Y ya está bien. 
