El Gobierno francés ha publicado esta semana un decreto para prohibir el maíz transgénico de Monsanto y justificó esta prohibición de la variedad Mon 810 porque su cultivo «sin medidas de gestión adecuadas presentaría riesgos graves para el medio ambiente, así como un peligro de propagación de organismos dañinos» resistentes a causa precisamente de los transgénicos. Aludió en varias ocasiones al «principio de precaución» y a las «incertidumbres» sobre las consecuencias de este maíz genéticamente modificado. Igualmente se refirió a pronunciamientos de la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria y a publicaciones científicas «recientes» que «aportan elementos científicos nuevos que ponen en evidencia riesgos vinculados al maíz Mon 810».
Y, evidentemente, sin hacer caso de los pseudocientíficos corruptos al servicio de las multinacionales de los pesticidas y transgénicos.