Cómo conservar correctamente los medicamentos en casa

INÉS ROIG (*)

Un almacenaje óptimo es fundamental para mantener sus propiedades farmacológicas, por lo que deben evitarse los lugares húmedos o muy cálidos, la intemperie, y las zonas accesibles a los niños

Observar la fecha de caducidad de los fármacos que aparece en el embalaje y leer detenidamente las indicaciones del prospecto son importantes. Pero no hay que olvidar que una adecuada conservación de los medicamentos es fundamental para mantener sus propiedades farmacológicas de forma óptima.

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La mayoría de la gente guarda sus medicamentos en cajones o armarios, muchas veces en el cuarto de baño, sin prestar demasiada atención a las condiciones en las que éstos se conservan. Lo cierto es que aunque el aseo es el lugar más común para almacenar los fármacos, resulta ser uno de los peores sitios en los que pueden guardarse, ya que el ambiente húmedo y caliente aumenta la descomposición de los mismos.

Puede haber excepciones pero por lo general una zona fresca y seca es lo más conveniente para guardarlos. Lo ideal es buscar para ellos un lugar que no sea muy húmedo, pero que tampoco sea cálido en exceso, y que esté protegido de la luz.

Normalmente se mantienen correctamente a temperatura ambiente mientras estén dentro de su envase. Si un medicamento requiere condiciones especiales de conservación, en el envase se explicará dicha necesidad. Normalmente este tipo de fármacos no pueden adquirirse sin receta médica, por lo que lo normal es que su farmacéutico le advierta y le explique cómo debe guardarlos.

Las vacunas, insulinas, supositorios, colirios y algunos antibióticos son algunos de los ejemplos de medicamentos que deben ser conservados en la nevera entre 2ºC y 8ºC. Si el medicamento se ve sometido a temperaturas más altas de las recomendadas, lo mejor es pedir asesoramiento antes de utilizarlo.

Aunque no es común, la mala manipulación o el mal almacenaje de medicamentos puede llegar a volverlos tóxicos, por lo que se recomienda siempre leer el prospecto fijándose bien no solo en la posología, sino también en las condiciones de conservación óptimas.

Nunca se debe usar un medicamento que haya cambiado de color, olor o consistencia, sin importar la fecha de vencimiento. Se recomienda desechar las cápsulas que se peguen entre sí o que sean más duras o más blandas de lo normal, así como tabletas que se desmenucen o se rompan.

No hay que olvidar que cualquier medicamento debe estar siempre fuera del alcance de los niños para evitar posibles intoxicaciones o malas manipulaciones que puedan echar a perder el producto o volverlo peligroso. Lugares altos de difícil acceso o armarios cerrados que los pequeños no puedan abrir pueden ser buenas opciones.

(*) Farmacéutica

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