MARIANO MARTÍN-LOECHES DE LA LASTRA (*)
El Síndrome Premenstrual afecta cada vez a más mujeres en el mundo. Puede mostrar síntomas dispares que lo confundan con enfermedades crónicas o agudas variadas. La clave que lo pone al descubierto: se presenta entre 7 y 14 días antes de la menstruación.
Es un conjunto de síntomas que se presentan por lo general desde el día 14º del ciclo menstrual, cuando se inicia la fase de ovulación, hasta la aparición de la regla. Puede ser bastante camaleónico: no presentarse todos los meses, variar en intensidad, incluso algunos síntomas pueden manifestarse a veces, y otras no. Y no siempre tienen que ser «síntomas negativos»: hay mujeres que experimentan una gran energía y se sienten especialmente creativas durante ese período.
Aunque no existe un acuerdo sobre las cifras, el síndrome premenstrual es muy frecuente, e incluso tomando los más flexibles, hablamos de que entre un 20 y un 95 % de las mujeres entre 20 y 50 años, lo padecen. Desde el punto de vista de la medicina ortodoxa, no se conoce la causa del SPM, y los tratamientos, que no corrigen el SPM, incluyen medicamentos como: tranquilizantes, antidepresivos, hormonas sintéticas, somníferos, diuréticos y otros medicamentos sintomáticos.
Desde el punto de vista de las medicinas alternativas, el panorama es bien distinto. Partimos de la base de que toda patología (enfermedad, dolencia) se origina por un exceso o por una carencia. Es básicamente el resultado de que tu organismo «se salga de su punto». No hablamos de órgano (en singular) sino de organismo, en su más amplio sentido. Por lo tanto, el enfoque que habrá que dar al tratamiento no se centrará en un órgano o en una función exclusivamente, sino además y muy especialmente, en favorecer una recuperación global de tus funciones orgánicas. Para conseguir esto, necesitas conocer de la forma más concreta posible cómo se presenta la dolencia en ti.
Si a la vista de los síntomas habituales del SPM, crees que podrías estar afectada, el primer paso será que determines con precisión qué síntomas tienes y cuándo se producen. El SPM suele clasificarse generalmente en cuatro grupos:
– Tipo A: donde los síntomas predominantes son la ansiedad (de la que toma su nombre), irritabilidad, tensión nerviosa y cambios de humor.
– Tipo C: donde predominan la apetencia por determinados alimentos (carbohidratos del que toma su nombre) para aliviar sus síntomas principales que son fatiga, desmayos, desvanecimiento, palpitaciones, dolor de cabeza y cefaleas.
– Tipo H: donde los síntomas predominantes (edema y/o hinchazón de manos, cara, mamas, pies, tobillos y abdomen, sensibilidad, congestión y tensión mamarias, aumento de peso -al menos, más de 1,5 Kg.-, sensibilidad dolorosa y malestar general, sensación de no tolerar ser tocada) son causados por una hiperhidratación (de ahí su nombre) en determinadas zonas.
– Tipo D: donde el síntoma predominante es la depresión (de ahí su nombre) y que incluye otros síntomas como la confusión, pérdida de memoria, negligencia, llantos, pensamientos suicidas y/o autodestructivos.
Debes tener en cuenta que cada uno de estos grupos presenta características específicas, además de los síntomas, que están relacionados con desequilibrios metabólicos, químicos y, obviamente, hormonales, y que lo más frecuente es que presentes síntomas de más de un tipo, aunque el que predomine sea específicamente uno.
(*) Especialista en Obstetricia y Ginecología.