Dace Tetere y Sven Manshande estudian español en Benissa para integrarse e interactuar con la población del país que han elegido para vivir. Los dos, con sus respectivas familias, han abandonado su país natal, Letonia y Holanda, respectivamente, para recalar en tierras lejanas por diferentes motivos. Ella con el fin de dar un futuro mejor a sus dos hijas pequeñas, de 10 y 7 años, porque no quiere que crezcan en un país fronterizo con Rusia que está en plena guerra con Ucrania. Y él porque ha encontrado un lugar en el que se ha sentido muy bien acogido por el calor y la cercanía de su gente.
Dace es originaria de Slampe, un pequeño pueblo letón de apenas 1.660 habitantes. Estudió y trabajó en la capital, Riga, pero hace ocho meses dio un cambio radical a su vida junto a su marido e hijas. “Venimos aquí”, cuenta, “para huir de Rusia y para dar a mis hijas un lugar dónde vivir más seguras y en paz”. Las dos pequeñas van al colegio Manuel Bru y allí estudian castellano y valenciano. Y en su tiempo libre, incluso, juegan en el trinquet a “raspall” porque les gusta mucho el deporte.
Una pasión que han heredado de su madre. En Benissa, Dace disfruta con el running por la Sierra de Bernia, nada en las aguas de la playa de l’Ampolla, en Moraira, y entrena en el gimnasio un par de días a la semana. Tiene su propia entrenadora personal que la dirige desde Riga. La letona participó hace unas semanas en La Perimetral, una Ultra Trail de 73 kilómetros y fue la ganadora absoluta en chicas. Invirtió 12h 53’ 35”, que se dice pronto, y en la línea de meta le esperaba su familia. “Fue un momento muy emocionante, lloré de alegría al verlos. No esperaba ganar, la verdad, fue una auténtica sorpresa”, comenta. “Disfruté mucho en la Sierra de Bernia, aunque había mucha niebla y fue duro”, añade. Ahora descansará un par de semanas y se plantea otros retos en carreras de larga distancia en el Peñagolosa y en Sierra Nevada. Y con la vista puesta en el Mont Blanc, la prueba más prestigiosa en el panorama internacional. 
Dace reconoce que eligió Benissa por recomendación de unos amigos que residen allí desde hace tres años. Tiene la montaña cerca de casa –en su país no hay- y también el Mar Mediterráneo que le recuerda al Mar Báltico, “mi lugar favorito”. También ha influido el buen clima, con muchos días de sol. “Justo estas semanas ha llovido mucho pero a mí no me importa, no me impide entrenar porque estoy acostumbrada”, asegura. “Amo a mi país”, concluye, “pero hemos priorizado el futuro de nuestras hijas”.
Un músico con muchas horas de vuelo
Sven Manshande es un músico profesional y tiene su propia orquesta, Greatpiano’s. Es un showman en toda regla, ya que toca el piano y canta. El grupo está formado por dos pianistas, un batería, un saxofonista y un guitarrista y hacen versiones de música pop. En Holanda se le conoce como “The Pianoman” y ha actuado en países como Afganistán, Noruega, Polonia y Sudáfrica. Su casa está en la partida rural de Lleus, en el campo, y cada vez que tiene un concierto coge un avión para marchar al lugar de trabajo.
“Creo que Benissa es un buen lugar para vivir porque tiene de todo”, asegura Sven. Le gusta su centro histórico, el clima, la gente y la posibilidad de disfrutar con la montaña y el mar. Hace dos años que vive en Benissa y le encanta ir al mercado de los sábados a comprar fruta y verduras frescas y ya conoce la Fira i Porrat de Sant Antoni, que se celebra en enero. “Es un pueblo auténtico, tranquilo y cerca de todo”, añade. Lo de la música le viene en el ADN, ya que su padre toca la batería y su madre el piano. “Lo he vivido en casa siempre y a los cinco años empecé con la música y a aprender”, subraya Sven. En su caso eligió España para cambiar de aires porque su padre vive en Altea. “Estuvimos viendo casas en Calp, Altea y Moraira y al final nos decidimos por Benissa y la verdad es que estamos muy contentos”, concluye.
Dos matrimonios jóvenes que han elegido nuestra tierra para vivir. Por algo será.
