Para algunos, de ninguna manera generalizo en que esto es para todos, un final de año representa muchas cosas en sus vidas, tuve la suerte de nacer justo en la mitad del siglo pasado, me pregunto si llegar hasta la mitad del presente sería una suerte o a saber qué.
Cada fin de año repito lo mismo que hago cada día, sólo que en mayor medida, hago un repaso del año, doy por finalizada una etapa más de mi vida, me pregunto si he cumplido debidamente mis objetivos, cuáles quedaron a medio hacer o medio terminar, según se mire, cuáles podré seguir y me despido de aquellos que quisieron pero no pudieron ni podrán ser. 
Algunas alegrías, otras nunca deben ser frustraciones, pero sí indicios de por dónde NO o por dónde SÍ.
Estamos ante el final de un año, de una legislatura y una serie de dudas ante un panorama nada claro, esto parece una mala obra cómica de un peor guionista.
Nada menos que Felipe González acusando a Pablo Iglesias de tener negocios turbios con Venezuela o Rajoy diciendo que cumplió con todo lo prometido y que por ello debemos seguir dejando que maneje este país, ya ni qué decir cuando oímos que el único partido que puede sacarnos de esta es el mismo que nos metió o vemos como jóvenes inexpertos dan clases teóricas sobre Gobierno y Estado.
Ya retirado del mundanal ruido de la Política y la Comunicación, desde mi punto de observador que vio pasar muy de cerca a Roldán, al hermanísimo Guerra, Gil y Gil, Ruiz Mateos, Filesa, Mario Conde y una larga lista que no termina de cortarse, sigue y sigue con Bárcenas o Rato con Bankia o los rescates encubiertos, doy FE que nada cambia, todo sigue igual, nombres nuevos, actitudes viejas e ideas ninguna.
Lo lamentable es que las nuevas generaciones no conocen la historia reciente, no saben quién fue Adolfo Suárez al que confunden con alguien de la realeza o al que dio un Golpe de Estado, la cosa se lía cuando preguntas qué es un Golpe de Estado.
Así las cosas, no hay este fin de año, un pronóstico alentador, los que van a votar ni puñetera idea y los que serán votados ni puñetera idea.
Si hicieran ese ejercicio humilde de revisar a diario el total del día, tal vez fuesen capaces de ver que así no vamos a ninguna parte.
Mi deseo para toda la humanidad, para todos los españoles, para todos mis amigos y parientes, es que utilicen estos pocos días que quedan para empezar un nuevo año, en reflexionar si este es el mundo, el país, el barrio, la familia que quieren o si hay que modificar algunas cosas.
Porque para hacer el bien hay que estar bien, para equilibrar hay que estar equilibrado, para elegir a quienes nos representen hay que saber quiénes son y qué dicen que van a hacer.
Sólo así podremos acertar, desde el conocimiento y la información.
Feliz país nuevo, feliz mundo nuevo… entonces fue cuando desperté y me encontré escribiendo estas tonterías en mi ordenador.
