ÀNGEL SERRANO ZURITA: Voces de ultratumba, ruidos y nueces

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Habrá que llamar a Iker Jiménez. A pesar de solo haber pasado 100 días desde que Grimalt accediera a la Alcaldía, mes de agosto de por medio, el pasado fin de semana comenzaron a escucharse voces que se apresuran a criticar su gestión. Dicen las malas lenguas que son cacofonías provenientes de la ultratumba política dianense, de aquellos que durante demasiados años pudieron hacerlo y no lo hicieron. Ahora, por lo que se puede extraer de sus declaraciones, quieren que todos los males de la ciudad, tanto los estructurales como los que ellos mismos crearon, se solucionen en unas pocas semanas.

De momento, Grimalt está cumpliendo con lo prometido. Reunión matinal de portavoces el primer día hábil de gobierno, Pacto Antidesahucios consensuado, apertura del Portal de la Transparencia, puesta en marcha de la Mesa para el Empleo, convocatoria de despachos a diestro y siniestro para reclamar todas las inversiones que nos pertenecen y que hemos estado a punto de perder, bonificaciones para incentivar la contratación, etc. Cosas tan elementales que cuesta reconocerlas como producto de un cambio político en nuestra ciudad. Tan básicas que deberían haberse puesto en marcha hace ya mucho tiempo. No son cuestiones de izquierda o derecha, sino de sentido común.

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Para que el cambio sea apreciado por la ciudadanía dianense, Grimalt tiene por delante mucho trabajo: las calles no están tan limpias como se esperaba, diversas zonas de la ciudad cuentan con servicios e infraestructuras más que deficientes, las víctimas de violencia de género requieren de una mayor protección, las cifras de paro juvenil y de larga duración están por las nubes, faltan por arreglar muchas aceras y calles, hay que elaborar y aprobar el Plan General. Sin embargo, es de recibo reconocer que en 100 días hemos avanzado más que en los 7 últimos años. A los hechos me remito. Estamos caminando en la dirección correcta. El nuevo alcalde comienza su legislatura abordando los problemas reales de la ciudadanía, frente a la política de grandes proyectos de Kringe, que no nos llevó a ninguna parte.

Grimalt dijo que no prometía nada que no pudiera cumplir. Dejemos que la máquina ruede y pueda hacer efectivo aquello a lo que se comprometió. No me sea impaciente, señora oposición.

(*) Periodista.

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