INÉS ROIG (*)
Aunque correr es una de las actividades físicas más completas, su práctica tiene un inconveniente con un claro poder disuasorio: el impacto reiterado que sufre el cuerpo. Este obstáculo es una de las principales razones por las que poco a poco caminar le está restando adeptos al running. Ya que, el impacto es mucho menor, y a que la velocidad es inferior.
Así que, si a esta ventaja le sumamos la posibilidad de adelgazar sin el esfuerzo que supone correr, muchos habrán encontrado, por fin, el ejercicio que buscaban para estar en forma y, al mismo tiempo, perder esos dos kilos de los que querían deshacerse desde hace tiempo.
Camine como si tuviera prisa: 10.000 pasos es el mínimo exigible para que esta actividad física se traduzca en beneficios significativos para la salud
Aunque caminar pueda ser la respuesta a las plegarias de muchos, es una respuesta con matices. Y en este caso, dos de ellos son fundamentales: el número de pasos y la cadencia con que se dan. Se fija en 10.000 pasos el mínimo exigible para que esta actividad física se traduzca en beneficios significativos para la salud. Lo que se traduce, dependiendo de la zancada de cada uno (la media está en 75 cm), en aproximadamente 8 Km. Pero, además de recorrer esa distancia o caminar 10.000 pasos, si queremos adelgazar, deberíamos hacerlo a un ritmo moderado, que para un adulto sería entre los 4,8 Km/h. y los 6,4 Km/h.
De este modo, ya se puede empezar a hablar de estar quemando calorías. Pero, ¿cuántas? Cualquier actividad física tiene un gasto calórico que varía en función de varios factores: la intensidad, el sexo y la condición física del que la práctica, el peso o la masa magra, entre otros. Sin embargo, a modo orientativo, se dice que un hombre que recorre 1.600 metros quema entre 124 y 88 calorías, mientras que una mujer, entre 105 y 74.
¿Bajar peso o eliminar masa grasa? Aunque lo parezca, no es lo mismo. Por eso, lo mejor sería hablar de pérdida de un porcentaje de masa grasa corporal y no de peso.
Es aconsejable hacerlo de forma progresiva y controlada, sin olvidar una dieta equilibrada y una buena hidratación. Para ello, es imprescindible caminar con regularidad (tres o cuatro veces por semana) y combinar esta actividad con ejercicios de fuerza general donde los gestos sean amplios y controlados. Y es que, si queremos consumir más calorías en un mismo margen de tiempo, tendremos que realizar cambios de ritmo en nuestra marcha o incorporar algunos ejercicios donde se implique la mayor musculatura.
(*) Farmacéutica