A la lluna de València: Vampiros

RodolfoMartiEl rescate de la economía española se parece a una película de terror. Cada día que pasa, hay un nuevo motivo para que cunda el pánico. Lo malo es que no somos el público, que sentado en su butaca, ve como el asesino ronda una nueva víctima. Somos la víctima y nos rodean los vampiros, que después de chuparnos la sangre quieren nuestras vidas a costa de lo que sea.

Nuestro vampiro es en este momento ese gran banco, producto de la fusión de nuestra caja de ahorros, que tanto nos costó hacer importante y que entre todos sus consejeros, los patrones de éstos y el ineficaz control del Banco de España, que permitió la fusión con la en otra hora potente y majestuosa caja de Madrid, las han llevado a la ruina.

A medida que nos iban poniendo recortes, el banco engordaba su deuda, necesitando más sangre, más dinero de nuestras pensiones, de nuestros escuálidos sueldos, del copago de medicamentos y las carencias de la atención sanitaria, hasta ayer como quien dice, de las mejores del mundo, de los recortes en la educación de nuestros hijos y de nuestros nietos, olvidando, o quizás no, que solo un pueblo educado y preparado puede salir adelante.

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Pero no tiene bastante con la miseria de un país, pues su necesidad de enjugar su deuda es tanta que necesita empobrecer a capas enteras de la sociedad y a ir comiéndose a los países más débiles.

A todo esto, el gobierno no quiere que se sepa que el vampiro existe y que sus necesidades son inconfesables. Todo a puerta cerrada y a la luz de la luna, o mejor sin luna, en plena oscuridad, para que no veamos cuando nos va a pegar la dentellada. Todos callados, todos en silencio.

Pasará como en el gran valle presidido por el lúgubre castillo, donde todos sus habitantes habían sido vampirizados. ¿Quién se atreverá a clavarle la estaca de la solidaridad, de la justicia, acabando con el terrible ejemplar que amenaza con acabarnos?. De momento no se le ve en, ni tan siquiera se le atisba en lontananza. Lo que se ve es la Santa Compaña que precede al monstruo y le va allanando el camino.

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