Estamos metidos hasta la ingle en plenas fiestas de la Santísima Sang. Hemos visto el programa y comprendemos la alegría de los habitantes de la calle de la Vía, la multiusos de Dénia, sobre todo en cuanto a los eventos musicales nocturnos se trata. Esa calle es el prototipo de lo que debe ser una calle deniera, muy amplia, con buenos accesos, bien provista de aparcamientos, aunque algo caros, dicen.
Además es una calle hecha a la carta. Peatonal, cuando no se precisa para otros menesteres. Con circulación, si se cierran otras calles, que en eso de cerrar calles al tráfico hay una gran competencia con otras ciudades muy importantes. Tiene árboles, pero si le molestan a un vecino, se recortan un poco y ¡ya está! Si los árboles molestan a muchos vecinos, por la proximidad de las ramas a las fachadas, se cortan más árboles, mientras se recita aquello, «pinto, pinto gorgorito ¿a quién le quito el arbolito?».
Que las escaleras para acceder al aparcamiento se inundan cada vez que llueve, pues se les colocan unas vistosas jaulas de colores.
Que las farolas de la calle producen una luz fantasmagórica, se colocan otras más potentes, aunque las anteriores tengan poco tiempo. En fin, lo que sea para que los vecinos estén contentos.
Lo más guay es la conversión de la calle en un escenario o en una reedición del teatro-circo. Hacer el festival de habaneras en la calle la Vía fue lo más original que se ha visto en ese tipo de festivales. Fue lo mejor, pues el tener los micrófonos alejados del viento marino, impidió tener ruidos que distorsionaban el punteo de las guitarras, de las bandurrias. El anuncio de que este año se iban a trasladar otra vez a los alrededores del puerto, produjo consternación entre los aficionados a ese evento.
Los habitantes de la calle la Vía o de las calles adyacentes están tan contentos de que en la mencionada calle se vuelva a instalar el tablado donde actuarán varias bandas o solistas de pop-rock y otros tipos de música, y están contentos porque están alquilando sus casas, terrazas y balcones, para que nadie se pierda una actuación por falta de sitio. Nos dicen que busquemos gente para escuchar los entrenamientos que se hacen a la hora de la siesta, pues no encuentran a nadie que por pocos euros, incluso gratis, llene sus casas. Claro. Es que a esas horas, los fans están durmiendo la siesta, para poder disfrutar de la fiesta nocturna. Como la Fórmula 1 del Cap i casal, pero en edición musical.
Así pues, vecinos de la calle la Vía, ¡a disfrutar de las fiestas! Total una semanita pasa rápido y si se llega a conseguir un buen alquiler, si se tiene buenas vistas al escenario y se ofrece un buen «catering», miel sobre hojuelas.