
El año que acaba no ha dejado títere con cabeza. Los pocos que han podido salvar su cuello tienen una dura pelea por delante que les puede dejar también derrotados.
La mayoría de los seres humanos, que ya habíamos creído que entrábamos en la edad de oro, de pronto nos hemos encontrado en plena edad del estiércol y la basura, tal es la degradación en todos los sentidos de la sociedad actual. No se ve a lo lejos ninguna señal de bonanza. Solo negras nubes de tormenta, que descargan pedrisco, acompañado de rayos y truenos.
En fin, en ninguna ocasión es más necesario desearles que el próximo año 2012 sea más feliz, más venturoso, más próspero. Porque si no, estamos arreglados.






