8 horas en el hospital de Dénia

Guillermo_Ares_Opinion

Lindísimo, citados a las 9.30 horas para una sencilla operación de muñeca, el famoso túnel carpiano para los más entendidos.

Ya pasada la experiencia en la muñeca derecha hace algún tiempo, sabíamos que nadie nos quitaría un par de horas en el hospital, por eso… y porque por alguna extraña razón quienes diseñan hospitales siempre se quedan escasos de plazas de aparcamiento gratuitas, decidimos pagar un par de horitas de parking subterráneo.

Publicidad

Qué lindo es el edificio, desde el pasillo a la cafetería te avisan de la genial idea de incluir «arte» a la vista del impaciente, del público, digo.

Primera hora: ya sabemos que aún citados para las 9.30, somos los últimos de la lista de quirófano, no nos dicen cuántos hay delante ni en minutos ni en horas ni en personas operables.

Segunda hora: ya arreglamos el mundo, hicimos unas dos docenas de llamadas, se nos acaba la batería del móvil, pero como son sólo un par de horitas, no trajimos cargadores.

Tercera hora: son las 12.30, aquello parece que no avanza, pero la charla es amena y seguimos esperando.

Cuarta hora: por fin nos llaman a boxes, sí, a los del quirófano, una salita con taquillas donde cambiarse, acompañantes incluidos y luego el box, una habitación muy austera pero con todo lo necesario para unos minutos de espera, desde las 12.30 hasta las 16.30 h.

En ese ratito (cuatro cortitas horas) vimos que ya nada era tan lindo, el jardín de abajo estaba lleno de residuos, árboles creciendo que cuando terminen tendrán que arrancarlos o romperán las ventanas (demasiado cerca del edificio), los cristales de las ventanas más que sucios, han vivido varias tormentas y son ya opacos de tanta mierda pegada.

Los rodapiés repintados por encima manchados con la pintura de la pared, la silla del acompañante pequeña y dura para una cabezadita de media horita y… por fin, a quirófano.

En la sala de espera, algo somnoliento, ávido de un cordero con patatas desde el café de las 8.30 de la mañana, observo con inquietud que hay una hermosa reja de diseño que guarda los cristales por fuera, pero impide absolutamente que nadie pase un paño para limpiarlos, por tanto, más mierda que en los de los boxes.

Preguntado el personal por la pequeña demora de ocho horas que se habían cumplido, todos patearon balones fuera, finalmente el director del hospital y su secretaria ya no estaban, tanto estrés les obliga a irse a casa a las 17.00, no sea cosa que algún impaciente quiera pedir explicaciones que no existen, porque en resumen, todos coinciden en que siempre es así, hay gente que llega a las 8 de la mañana y entra a quirófano a las 5 de la tarde.

Somos de las mejores sanidades del mundo, pero esto es un desastre, entre otras cosas, porque el personal está muy quemado por los pacientes que entran como elefantes en cristalerías descargando su ira en los pobres empleados que sólo guardan sus puestos, razón por las que ya nos atienden con la guardia alta y hasta parecen agresivos.

Una sonrisa y dos comentarios cambian su actitud, pero no las cosas.

Suscríbete al boletín de noticias

Pulsando el botón de suscribirme aceptas nuestras Política de privacidad y Términos del servicio
Publicidad