El 29 de marzo de 1974 a las 8 de la mañana pisé suelo español en el aeropuerto de Madrid-Barajas por primera y definitiva vez.
Vine a pasear por dos años, recorrer la vieja Europa que un año antes se había completado en 9 miembros gracias a la integración de Dinamarca, Irlanda y el Reino Unido.
Dos años después, cumplido el objetivo viajero mirar hacia la Argentina prácticamente en llamas con Videla y sus secuaces desde el paraíso español de aquel entonces, cambió mis planes hasta que el tiempo y el destino marcaran sus pautas.
Aquí estamos, 42 años después, recorridos 29 países y miles de ciudades del mundo pensando que si encuentro la mejor, me la quedo. Pues no, con todos esos miles de kilómetros por aire, mar y tierra, puedo prometer y prometo, que no hay lugar en el Mundo mejor que España, aún con sus defectos, que son muchos, pero muchas más sus virtudes.
No pasa un sólo día sin que alguien me recuerde que soy extranjero, algunos con cariño, unos con xenofobia y otros con cierta rabia envidiosa disimulada con una sonrisa y una palmadita en la espalda.
En estos 42 años he estado en las más altas cotas de la buena vida levantándome varias veces de las más altas cotas de la miseria (Groucho Marx), en ambos casos, gracias a España y sus habitantes.
La cantidad de gente que me ha ayudado, ha creído en mí y mi trabajo, es enorme, tanto que hacer una lista sería injusto con más de uno que pudiera dejar fuera.
Otra es la inmensidad de quienes me han ayudado a arruinarme media docena de veces o quienes han hecho lo posible por echarme del país.
La balanza pesa más del lado bueno, mucho más, 42 años más, porque quienes me conocen saben que de no ser así, no estaría aquí.
En este mi primer aniversario de 42 años, quiero agradecer a quienes me han querido y me quieren, me han ayudado y me ayudan, han hecho que mi vida sea verdaderamente «linda» en el mejor entorno que haya podido encontrar dentro del mundo mundial.
En estos años, desde mis 24 hasta los 66, España y los españoles me dieron lo que en mi país «jamás» hubiese conseguido. Sin ninguna duda.
Razones por las que me entristecen o cabrean algunas cosas que se hacen mal, como en todas partes, pero esta es una parte de mi parte.